Ser sumisa no siempre es malo. Por ejemplo, ¡en la cama!

Ante los ojos de una sociedad donde las mujeres luchan por la igualdad entre hombres y mujeres, ser sumisa puede ir en contra de esa ideología. Pero en el mundo del BDSM, ser sumisa puede ser un rol que eliges en un juego erótico, en el cual puedes experimentar sensaciones nuevas y diferentes, que muy pocas mujeres se atreven a explorar en su sexualidad.

En el mundo BDSM, ser sumisa por ningún motivo es ser inferior a tu dominante, ¡sácate eso de la cabeza! Para entender y disfrutar esta práctica debes deshacerte de muchos prejuicios. Una mujer sumisa, lo es por elección y satisfacción propia.

Ser sumisa puede significar un instante de relajación en el que cedes el control a alguien más, para que se encargue de tomar las decisiones mientras tú simplemente disfrutas el momento. Podría decir que es casi como ir a un masaje en un spa. Por un par de horas te olvidas de todo, te dedicas a disfrutar del dolor y el placer que te hace sentir el masaje y te concentras sólo en tu respiración  y en las exquisitas sensaciones que recibes a través de tus sentidos.

Con el BDSM es muy parecido. 

Imagina que tienes los ojos vendados, él se acerca y de manera sensual comienza a atarte para dejarte inmóvil. Puedes sentir sus manos y las cuerdas rozando todo tu cuerpo. Va mezclando caricias dulces con fuertes nalgadas y apretones de deseo, para regresar a un sutil roce de sus labios húmedos en tu cuello. Te causa un gran placer sentir como se le pone dura mientras disfruta de tí. Y aunque no sabes con exactitud qué va a pasar después, con una intensa excitación y un poco de intriga, sigues gozando de tu sumisión. Es una montaña rusa de emociones y sensaciones, donde hay dolor un segundo y al próximo tienes el orgasmo más fuerte de tu vida. Un momento gritas de dolor y al otro gimes de placer hasta correrte varias veces. Él se complace al dominarte y al verte a tí complacida en tu sumisión. Él se encarga de darle placer a ambos, y tú, te excitas de pensar hasta dónde llegará la próxima vez.

El texto anterior es una descripción de lo que puedes llegar a experimentar en la práctica BDSM asumiendo un papel de sumisa. Pero vayamos desde el principio….

Ser sumisa no siempre es malo. BDSM

¿Qué significa BDSM?

Para los que no lo saben, las siglas BDSM significan Bondage (atar), Disciplina, Dominación-Sumisión, Sadismo y Masoquismo. Por lo que es un término que abarca varias prácticas sexuales, que no siempre se experimentan juntas ni tienen porqué gustarte todas. Por ejemplo, no a todos los que les gusta ser atados, les gusta el dolor o viceversa. Los involucrados son libres de elegir el tipo y nivel de BDSM que quieren practicar. 

¿Existen reglas en el BDSM?

Muchos tienen una percepción incorrecta del BDSM, quizás por lo que muestra la industria pornográfica, que realmente es tan solo la punta del iceberg. Por lo que para muchos suele ser confuso o difícil de creer que la cultura BDSM está basada en muchos valores y reglas.

Las 3 reglas fundamentales son que las prácticas deben ser sensatas, seguras y consensuadas. A partir de ahí los participantes pueden poner sus propias reglas, incluyendo una palabra de seguridad, con la que se pueda parar la sesión en caso de ser necesario. 

Es por eso que dentro de la cultura BDSM las mujeres se sienten seguras de explorar su sexualidad y fantasías. Y esta práctica también puede resultar muy beneficiosa para un matrimonio, ya que la pareja pondrá especial atención en cosas que tal vez habían quedado olvidadas. 

¿Cómo disfrutar el BDSM con mi pareja?

Pareja practicando BDSM

Para disfrutar al máximo de cualquier práctica BDSM lo más importante es la comunicación y la confianza. Consideren que hay una línea muy delgada entre la práctica BDSM y el abuso o la violencia, por eso es  importante que antes de cualquier sesión todo sea acordado y consensuado entre la sumisa y el dominante. Deben dejar bien claro lo que está y no está permitido y ambas partes se comprometen a respetar las reglas del juego. 

Juntos, la sumisa y el dominante, exploran sus necesidades y fantasías. Ellos se entregan por completo el uno al otro. La sumisa desea satisfacer y complacer plenamente a su dominante y deposita toda su devoción y confianza en él. El dominante, a su vez, busca mantener un equilibrio entre sus preferencias y las de la sumisa, para lograr la satisfacción de ambos. Él se vuelve observador y aprende a descifrar cada movimiento y respiración de ella, y respetando siempre los límites que ella trazó, logra dominarla eróticamente. 

Al principio tal vez no conozcan sus límites, o tal vez piensen que tienen demasiados. No se preocupen, lo ideal es que empiecen poco a poco. Hablen mucho entre ustedes, antes, durante y después de la sesión, y recuerden que siempre es bueno tener una palabra de seguridad para que puedan ir experimentando, y si es necesario detengan el juego.

La práctica del BDSM puede aportar grandes beneficios a las parejas, entre ellos una gran mejora en la comunicación, ya que nos volvemos  más conscientes de nuestros deseos y los de nuestra pareja. Y esto a su vez se ve reflejado en una relación más feliz con mejor intimidad y satisfacción sexual y anímica.